A ver, yo no digo que no se sienta bien uno llevando una camisetita de niña de 7 años y un pañal tamaño gigante. Pero la cara que tiene este entrañable anciano… no sé, no sé… me da en la nariz que no es trigo limpio… ¿me explico? Vamos, que no lo dejaría ni cinco minutos a solas con ningún miembro de mi familia ni de coña. Incluyendo al gato. Sobre todo al gato.